La censura, por lo que sea, siempre abre las puertas de la monstruosidad, la mediocridad y cierra la diversidad maravillosa del conocimiento humano, eso incluye los extremos, lo prohibido, lo que pone a la humanidad al límite.
La complejidad de la psiquis humana va de lo sublime a lo despreciable y todos, sin excepción, somos sublime y somos despreciables.
Seguimos siendo tribales y funcionamos como clanes, lo que es bueno para mi comunidad, mi grupo, mi equipo será protegido… los otros.. son enemigos, potenciales enemigos y hay que destruirlos.
Una Red social que pone límites, que borra pensamientos, que pone normas valiéndose de principios moralistas, éticos, familiares… no es una red plural al servicio del crecimiento humano… es simple propaganda, es basura ideológica disimulada por principios «religiosos» o «normas sociales», pero la verdadera motivación es siempre política, son grupos controladores y canalizadores de la estupidez colectiva.
Las Redes Sociales son el nicho propicio de una generación que cultiva las apariencias, lo superficial, la necedad de masas.
Hay toda una maquinaria unificando a esa generación hasta la imbecilidad extrema… Esa unificación me hace recordar a la sociedad de Korea del Sur que hasta quieren ser rubios y negarse como cultura.
Millones de videos como el culto masivo al Dios de la idiotez, podemos encontrarlo en youtube…
es es el mercado,
son ovejas,
es el pensamiento colectivo que domina al mundo y tiene sus armas en un teclado y un like para complacer esos egos inexistentes.
Los caminos y avances de la sexodiversidad, siguen hiriendo a esos promotores de la vida transparente como una bolsa de plástico sin nada adentro.
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AUTOR: Rubén Darío Gil (dramaturgo, guionista, director de Teatro y Cine, POETA)
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