
Hay gente que todavía no entiende la necesidad de pagar más impuestos.
No comprende que sin nuestros impuestos no podrían (entre otras cosas) financiarse esos afanosos y lucrativos ministerios, dedicados al adiestramiento de nuestros hijos.
¿Te imaginas cómo creceríamos sin la tutela de estos «expertos»?
No es difícil imaginar una educación donde se desarrollen las potencialidades inherentes al ser humano:
-Valentía, para expresar lo que nos sucede dentro.
-Espontaneidad, para poder ser fieles a la naturaleza interna.
-Creatividad, para desplegar nuestro entusiasmo innato.
-Discernimiento, para buscar las antítesis de lo ingerido.
-Sinceridad, para poder separar y jerarquizar a la verdad sobre la mentira.
-Generosidad, para poder compartir.
-Etc., etc.
Aunque, es claramente evidente que, estas aptitudes, pondrían en peligro el actual sistema depredativo, sostenido en la alienación, el deseo y el temor.
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