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En el árido Texas, Leatherface no es un asesino, sino una mujer de talla grande que ha sido exiliada por una sociedad carca que sólo acepta cuerpos normativos.

Su casa, lejos de ser un matadero, es su refugio, un espacio seguro donde su identidad no es motivo de burla ni exclusión. Pero la paz se rompe cuando un grupo de jóvenes blancos, heteropatriarcales y llenos de prejuicios invaden su hogar. Los patriarcales, aparte que han profanado su espacio privado, no ven una persona, sino una anomalía monstruosa y comienzan a reírse de su cuerpo, de su torpeza, de su voz ininteligible. Para ellos, Leatherface no merece existir fuera de los márgenes tradicionales e la cultura machista .

Pero ella no está dispuesta a callar más. No tiene el privilegio del lenguaje académico ni de las redes sociales progres, así que toma lo único que la sociedad no ha podido arrebatarle: su motosierra, la cual no es un arma propia de la cultura cisgénero, sino su lengua, su herramienta de deconstrucción de cuerpos, géneros y mentes fachas.

 

Cuando la sororidad se vuelve motosierra, dejará de liberar y empezará a desmembrar, pero siempre jurará que es por tu bien.

En el enfrentamiento, Leatherface le mete 150 kilos de odio al patriarcado y tritura argumentos gordofóbicos, destroza la normatividad impuesta y convierte la casa en un campo de reeducación, de deconstrucción permanente de lo masculino.

 

Uno a uno, los intrusos caen, no como víctimas de la violencia, sino como sujetos transformados, como identidades de género productivas y ya respetuosas de lo diverso.

 

Sin embargo, alguien se escapa de la reeducación: Sally, la feminista fake y youtuber que vive con sus padres y que siempre lucró con el movimiento vendiendo falsamente el discurso de luchar por la inclusión, pero que jamás quiso escuchar las voces realmente marginadas de las gordofílicas rurales. Escapa gritando, no porque haya sobrevivido a un monstruo, sino porque su estructura de pensamiento, de feminismo metropolitano-cool, ha colapsado por completo, ha sido demolida definitivamente.

Mientras ella huye, la guerrera Leatherface baila con su motosierra, se empoderó y ahora celebra la caída de otro dogma opresor. No ha matado personas, ha liberado mentes.

Sally huyó, no porque escapara del «monstruo 150 kilos», sino porque entendió que la revolución que vendía en judytube era la misma que ahora la quería descuartizada.

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IMPORTANTE

Idea y guión míos pero  «esteroidizados» con IA generativa / Imágenes IA en Gork a partir de la narración

 

# EDITORIAL
ANTES: “PIENSO, LUEGO EXISTO”
AHORA: “PIENSO, LUEGO ME DESAPARECEN…”
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# CRÉDITOS:
Autor: Doctor Jorge Alberto Lizama Mendoza. UNAM-México, 8 marzo 2025
Fuente Original: https://cybermedios.org
Fecha original de publicación:
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# REDES SOCIALES NO ATLANTISTAS

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