
Después vino la nueva normalidad,
y con ella, los dos dogmas fundacionales:
— El Gran Reseteo: todo cambiará, pero seguirán mandando los mismos.
— La Agenda 2030: todo será hermoso, pero no tendrás opción de elegir.
La Agenda 2030 no es un plan de gobierno.
Es una religión sin dioses, sin cielo y sin alma.
Tú obedeces, sonríes, reciclas, te inyectas.
Ellos administran tu fe, tu cuerpo y tu futuro.

La nueva liturgia tiene su glosario:
— “Sostenible” significa rentable para ellos.
— “Cuidado” significa controlado.
— “Inclusivo” significa obligatorio.
— “Resiliente” significa prescindible: el que no aguante, que desaparezca.
— “Salud” significa obediencia sin preguntas.
— “Verde” significa elitista, centralizado y sin raíces.
¿Quién gobierna ahora?
Ya no son los parlamentos, ni los ministros.
Gobierna el nuevo clero:
— la OMS,
— las Big Tech,
— el Foro de Davos,
— las farmacéuticas,
— y sus feligreses de traje, pantalla y sonrisa.
Tú no votas a nadie. Pero obedeces a todos.
La Agenda 2030 no se discute. Se repite. Se aplaude.
Y si no la aplaudes, te borran.
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