
En las zonas muertas de Sonora, donde las ciudades ya no proyectan sombra y los satélites no se atreven a mirar, hay un señor satánico, un narcojefe, que no tiene nombre, sino costuras: El Rosturero.
El Rosturero no habla, No escribe. No necesita mostrar su rostro porque viste docenas.
Su traje es una gabardina ritual al mejor estilo leatherface: está ensamblada con las caras de sus enemigos caídos y se conecta a su sistema nervioso mediante fibras de oro quirúrgico.
Cada rostro, cada pellejo tenso sobre la nanotela, sigue expresando la emoción exacta con la que fue torturado poco antes de morir: gritos de pánico, lloros y súplica, demencial éxtasis Leng T’ché…
El Rosturero desfila por cada feria de la muerte por el norte narcomexicano, su gabardina de rostros es la mejor firma de masacres bien hechas, de drones bien entrenados, de niños bien esculpidos en metadona sacrificial.
Dicen que cuando llega el momento de un ajusticiamiento no dispara, sino que se desnuda: su gabardina está alimentada por pequeñas glándulas activas insertas en las sienes de los rostros, que se tensan, se contraen y hacen que “vivan”. La gabardina es entonces como una flor de carne que se abre y comienzan a gemir las bocas de los muertos, comienzan a susurrar en reversa. Al culpable lo rodea un estruendo de gritos postmortales, una dmensión traumática de voces esquizoides, una sinfonía fúnebre sin melodía.
Nadie soporta escucharla más de 17 segundos… El estar rodeado de todos esos rostros aullando, suplicando, llorando… Los condenados cae convulsionados y el Rosturero entonces despelleja el nuevo rostro sacrificado con una navaja de vidrio volcánico.

Dice el mito que uno de los rostros del traje es el de su madre que le obligaba a ir por el buen camino. Otro, el del primer General del Ejército Algorítmico que intentó detenerlo. Y otro más, todavía fresco, el de un influencer que se burló de su leyenda.
Hoy, en la Darkweb Market de Chihuahua Beta, venden réplicas del traje en NFT olfativos. Pero ninguno huele como el original: cuero humano real con miedo seco.
Nadie ha osado copiarlo del todo.

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# EDITORIAL
ANTES: “PIENSO, LUEGO EXISTO”
AHORA: “PIENSO, LUEGO ME DESAPARECEN…”
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# CRÉDITOS:
Autor: Doctor Jorge Alberto Lizama Mendoza. UNAM-México, 4 agosto 2025
Fuente Original: https://cybermedios.org
Fecha original de publicación: 4 agosto 2025
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# REDES SOCIALES NO ATLANTISTAS
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