NARCOMÉXICO CYBERPUNK: “No me maten, culeros… o se los chinga la Santa Muerte de Tokens”

Lo capturaron en una barrida nocturna en la Colonia Clon-B de KROIR. Iba solo, sin identificación biométrica, sin tatuajes QR, sin pertenecer a ningún clúster narcohumanista autorizado.

Un tipo común, salvo por un dije de hueso viejo en el cuello, mal tallado, con el rostro de la Santa Muerte y una frase ilegible en mixteco digitalizado. No era dealer, no era periodista, no era activista. Sólo un pobre pendejo, un oaxaquito con mala cara y peor suerte.

Lo llevaron al sótano 6 del módulo 44, donde los torturan con neuralizadores acústicos. Le rompieron la rótula con una llave térmica y le metieron una aguja de microondas entre los dientes. En algún momento, cuando la sangre ya no era roja sino negra y había perdido la noción del tiempo, se le ocurrió lo impensable:

 

“No me maten, culeros… o se los chinga la Santa Muerte de Tokens.”

Lo dijo bajito, apenas audible, pero con el tono de quien no lo está inventando.

Los operadores se rieron.

¿La Santa Muerte de Tokens? ¿Vienes a chillarle a la Santa Niña, puto?

 

Él les escupió sangre.

—“Hice un trato. Hoy. Ahí mismo, antes de que me atraparan. Si me matan, ella los sigue, uno por uno. Sus hijos y sus madres verán como sus tokens de vida se consumirán pronto. Les va a borrar hasta la cara en cada sistema biométrico. Van a suplicar morir antes que quedarse sin tokens.”

Uno de los operadores masculló con burla:

—“¿Y cuánto te costó, pendejo? ¿Tu primera cabeza desollada? ¿Unos centavos en criptobasura?”

 

El capturado sonrió, mostrando dientes ensangrentados, se desconectó de ellos, agachó la mirada para estar lo mas cerca posible de su extraño dije de hueso tallado, mientras repetía para sí mismo:

—“No me costó nada… me pidió sólo mi dolor. Y de eso tengo suficiente. Ayúdame, Santa Niña”

“No me costó nada… me pidió sólo mi dolor. Y de eso tengo suficiente. Ayúdame, Santa Niña”

“No me costó nada… me pidió sólo mi dolor. Y de eso tengo suficiente.Ayúdame, Santa Niña”

 

El más joven del grupo, nervioso, bajó un momento la pistola y preguntó:

—“¿Y si sí fuera cierto? ¿Qué pasa si de verdad la Santa ya tiene registrado nuestros tokens? Yo no quiero que me borren por esta basura que no vale nada…”

El jefe de turno lo calló de inmediato:

—“¡No seas puto! Aquí no hay milagros ni fantasmas, aquí sólo existe el narcohumansmo del bienestar y nada más. Acabemos con este cabrón.”

Algo cambió en la sala. No porque creyeran en él, sino porque en KROIR, los pactos espirituales no se descartan tan fácilmente.

 

Un operador tatuado con iconografía de la Santa Muerte lo miró fijo. Otro, nervioso, dijo:

—“Mejor mándalo a desecho parcial.”

Lo dejaron vivo. Le cortaron un brazo. Lo dejaron cojo. Le soldaron la boca por dentro con gel epóxico y lo arrojaron en las afueras de EcatepecData 9. Sin nombre, sin número.

Pero no lo mataron. Un despojo de por vida, pero no muerto.

Desde entonces, el rumor circula entre los operadores y halcones biomecánicos:

“El que mata a alguien que hace un pacto con la Santa Muerte de Tokens… no dura ni tres días con vida»

Y por eso que en KROIR prefieren mutilar y no descuartizar.

# EDITORIAL
ANTES: “PIENSO, LUEGO EXISTO”
AHORA: “PIENSO, LUEGO ME DESAPARECEN…”

# CRÉDITOS:
Autor: Doctor Jorge Alberto Lizama Mendoza. UNAM-México, 25 agosto 2025
Fuente Original: https://cybermedios.org
Fecha original de publicación: 25 agosto 2025

# REDES SOCIALES NO ATLANTISTAS

Telegram: cybermedios.org

También publicado en
https://t.me/c/1610534922/47
https://www.bitchute.com/channel/BAxrYUZAM67T/
https://odysee.com/@cybermedios.org


 

Deja un comentario