
Esta es la ley de conservación del horror en el experimento narcohumanista para la Región-4
El narcohumanismo mexicano ni se crea ni se destruye, sólo te recicla… de ciudadano a estadística.
Tu identidad terminará reducida a una cifra en un informe de desaparecidos o, si tienes ya mucha suerte, a una nota al calce en la sección policiaca y de nota roja de algún noticiero.
El narcohumanismo mexicano ni se crea ni se destruye, sólo te recicla de víctima a verdugo HDP
Muchas veces, la necesidad, el miedo o la mera estupidez de las narrativas tiktokeras te a harán tomar el siguiente paso: el que perdió todo ya no tiene nada que perder y el cártel ofrece un puesto, un arma y una razón distorsionada para existir como una gran basura humana.
El narcohumanismo mexicano ni se crea ni se destruye, sólo te recicla… el sonido de las balas en soundtrack.
¿Y si el sonido de los disparos dejas de verlo como una alerta y comienzas verlo como un soundtrack de fondo de tu vida cotidiana? Podrás estar entonces en una película y ser el protagonista, de ti depende como termine la trama.
El narcohumanismo mexicano ni se crea ni se destruye, sólo te recicla… la memoria en olvido jodido.
Aquí, los muertos dejan de ser seres amados para convertirse en un jodido problema logístico: cómo encontrar el cuerpo, cómo pagar el funeral, cómo callar para que no te toque a ti mismo. ¿Y si mejor lo olvidas y lees libros sobre resiliencia del Sanborns?
El narcohumanismo mexicano ni se crea ni se destruye, sólo te recicla… los paisajes turísticos en fosas clandestinas.
¿Y si se recicla la tierra en miles de fosas a descubrir aleatoriamente (gamificación)? Los paisajes idílicos, las montañas y los campos, transformados en un juego a resolver o morir: descubriste una fosa, bien, pero eso sólo es el inicio de juego, el LEVEL 1, ahora debes ir a un lugar pero siempre y cuando saltes la corrupción, los halcones, los aliados infiltrados en la justicia, etc.
