Queridos colegas: soy doctor en ciencias sociales, soy investigador SNI, soy conferencista internacional, me autoproclamo experto sacerdote en TICs, tengo veinte libros publicados… y todo lo que puedo decir y aportar sobre la inteligencia artificial generativa es esta basura banal: «estamos ante un nuevo paradigma.»

Esa es la varita mágica y la frase slogan de estiércol que tengo de repertorio.

Con ella, puedo facturar conferencias, justificar proyectos, adornar currículums, mamar como nunca del gasto público sin regresar o aportar nada de valor a la sociedad que me da más de 50 mil pesos por mes de sueldo.

Porque, seamos honestos: no hace falta explicar cómo funcionan los modelos o los datasets, ni quién controla las nubes privadas, ni qué satánicos y oligarcas son los que se reparten el pastel de datos como nunca. Basta repetir tres o cuatro palabras huecas: paradigma, disrupción, 4ta revolución industrial, reto vivo. Y el público feliz, me aplaude como si hubiera revelado el código fuente de Dios mismo.

Mi secreto como “doctor experto” no es el rigor, sino la impostura posturera: Soy un loro con título diciendo nada, pero exigiendo sueldo-caviar como si lo diera todo.