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- Amazon se prepara para despedir a 30.000 empleados corporativos.
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- Los recortes afectan a casi el 10% de su fuerza laboral corporativa en divisiones clave.
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- Este es el despido más grande realizado bajo el liderazgo del CEO Andy Jassy.
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- La empresa cita la reducción de costes y la integración de IA como impulsores principales.
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- Esto sigue a una ronda anterior de recortes de 27.000 empleos en 2022 y 2023.
En una medida que envía un mensaje escalofriante sobre el futuro del trabajador administrativo, Amazon se prepara para despedir a la asombrosa cifra de 30.000 empleados corporativos. Los recortes de empleos, que comenzarán el martes, representan una reducción de casi el 10 % de la plantilla de 350.000 personas de la compañía y marcan el mayor despido desde que el gigante tecnológico eliminó 27.000 puestos a finales de 2022. Esta decisión, impulsada por la reducción de costes y la integración de la inteligencia artificial, pone de manifiesto una preocupante tendencia en la que se prioriza la eficiencia corporativa sobre el sustento de miles de personas.
Según informes de Reuters , los despidos se extenderán a múltiples divisiones. Se espera que la sangría corporativa afecte a recursos humanos, conocido internamente como el grupo People Experience and Technology (PXT), así como a operaciones, dispositivos y servicios, y a la vital unidad de nube de Amazon Web Services. Este cambio estratégico subraya una reestructuración fundamental del funcionamiento del gigante corporativo, alejándose del trabajo humano y acercándose a los sistemas automatizados.
La magnitud de este despido no tiene precedentes en Amazon bajo el liderazgo de su director ejecutivo, Andy Jassy. Desde que asumió el mando de manos de su fundador, Jeff Bezos, Jassy ha liderado una incansable campaña para reducir lo que él mismo ha descrito como un exceso de burocracia. Sin embargo, este último recorte de 30.000 empleos eclipsa los esfuerzos anteriores y marca una nueva fase agresiva en la filosofía operativa de la compañía, que parece considerar a una parte significativa de su personal corporativo como prescindible.

Un patrón de contracción corporativa
Este no es un hecho aislado, sino parte de una tendencia preocupante. Los 30.000 recortes de empleo planificados siguen a los 27.000 puestos eliminados en 2022 y 2023. Esta contracción reiterada sugiere una empresa en constante cambio, que se expandió rápidamente durante la pandemia solo para despedir con la misma rapidez a los mismos empleados que ayudaron a gestionar dicho crecimiento. El coste humano de esta estrategia corporativa es inmenso y genera incertidumbre e inestabilidad generalizadas.
En el centro de esta reducción de personal se encuentra un esfuerzo incansable por reducir costos y revertir lo que la compañía denomina «sobrecontratación en tiempos de pandemia». Sin embargo, esta justificación suena hueca para quienes recuerdan las enormes ganancias que Amazon obtuvo durante el mismo período. La compañía ahora busca una «estructura de costos más sólida», un eufemismo corporativo que a menudo se traduce en carreras destrozadas y familias rotas para quienes reciben un despido.
El papel de la inteligencia artificial en estos despidos es innegable. El propio Jassy ha sido un firme defensor de la IA, reconociendo que su mayor uso provocaría recortes de empleo al automatizar tareas repetitivas y rutinarias. En un comunicado de junio, advirtió a los empleados que adoptaran la automatización o se arriesgaran a quedarse atrás. Escribió que quienes se familiarizaran con la IA estarían mejor posicionados para ayudarnos a reinventar la empresa. Esto crea un ultimátum preocupante para los trabajadores: adaptarse a la tecnología que podría reemplazar a sus compañeros o quedarse obsoleto.

La eficiencia tiene un coste humano
Los gerentes de los equipos afectados recibieron instrucciones de realizar una capacitación especial el lunes para aprender a comunicar las malas noticias a su personal. Está previsto que las notificaciones por correo electrónico comiencen a enviarse el martes por la mañana, un método frío e impersonal para comunicar noticias que cambian la vida. El proceso reduce a los seres humanos a meros datos en un algoritmo de ahorro, despojándolos de la dignidad del trabajo y la lealtad.
A la crueldad de estos recortes se suman los informes sobre la estricta política de regreso a la oficina de Amazon. Esta política, una de las más estrictas del sector tecnológico, supuestamente buscaba generar bajas laborales. Al no lograr suficientes salidas voluntarias, la empresa supuestamente comunicó a algunos empleados remotos que habían «renunciado voluntariamente» y que podían irse sin indemnización, una maniobra flagrante para ahorrar dinero a costa de los trabajadores.
Mientras Amazon reducía sus funciones corporativas, anunció simultáneamente planes para contratar a 250.000 trabajadores temporales para la temporada navideña. Esta dicotomía revela una prioridad corporativa por la mano de obra flexible y temporal frente a las carreras profesionales estables y a largo plazo. Presenta un panorama de una fuerza laboral futura donde los puestos fijos son escasos y la seguridad laboral es cosa del pasado.
A medida que la inteligencia artificial y la automatización se vuelven fundamentales para la estrategia corporativa, la propia definición del trabajo y el valor del trabajador se redefinen radicalmente, y no necesariamente para mejor. La búsqueda de la rentabilidad y la eficiencia, al parecer, tiene un precio muy humano.
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