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«Yo no estoy tan paranoico como tú» (falacia ad hominem)

«Pues a mi sí me sirve mucho, además, todo el mundo lo usa» (falacia ad populum)

«Que yo sepa, un verdadero conocedor de nuevas tecnologías debe estar en todo, incluido facebook» (falacia «Ningún escocés verdadero»)

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Estos comentarios, todos hechos con tono de molestia, es lo que la mayoría de gente me dice cuando les hablo de los peligros de facebook.

Tristemente, ninguno de dichos comentarios se basa en ARGUMENTOS SÓLIDOS, son sólo frases-falacias de sentido común que anulan cualquier posibilidad de ejercicio dialéctico, de capacidad de autocrítica  del sujeto.

Desde hoy sumo a las tácticas de control del despotismo tecnificado la capacidad de generar un patrón mental líquido y cortoplazista entre sus usuarios: «hoy facebook me sirve para intentar ser popular, mañana que mis datos privados sean utilizados en mi contra, ya me preocuparé y veré qué rayos hacer.»

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EDITORIAL: DOBLEPENSAR

En la era del doble-pensar (doublethink) orwelliano, la gente es capaz de defender ferozmente su «derecho» a recibir recompensas líquidas de «likes», pero le importa una mierda que el sistema pulverice su derecho a la privacidad y el anonimato.

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Doctor Jorge Alberto Lizama Mendoza, 9 de diciembre de 2013