Es sabido que en la masonería ellos te buscan y te invitan pero no al revés.
Al menos eso parece el protocolo habitual, pero es tal el crecimiento de esta institución discreta que ha derivado en una caterva de demonios que necesitan una tropa inmensa, y sobre todo cada década pues las generaciones van creciendo y han de regenerar en cada década, por eso los reclutamientos incesantes.
Las novedades masónicas es que eran secretas discretas, y ahora solo discretas. Eso quiere decir que les gusta exhibirse y mostrarse en programas públicos, es decir, ver directamente quiénes van a ser los próximos candidatos.
Master Chef es como la foto del colegio con los compañeros en dónde se van presentando antes de ungirse gentuza.
Y esto es porque los reclutados se ponen en la parrilla de posibles invitados para ser seleccionados, entrevistados y aceptados.
No necesitan gente brillante porque mirando el programa y algunos otros programas de plasma la poca inteligencia y pocas luces de participantes concursantes y miembros ya activos o aun no.
En el pasado reclutaban a los brillantes e iluminados para convertirlos en illuminatis, Pero ahora después de los preceptos de Saúl Alinsky la propagación del infantilismo, ya no necesitan lumbreras, sino gente ensombrecida, en la oscuridad absoluta para guiar infantilmente a millones de telespectadores que ha de convertirse en infantiles y así anular cualquier luz de la inteligencia en sus mentes.
El infantilismo es la línea directa, general y profunda de todos los programas de televisión y radio para subnormales.
Han dejado la cupula de la masonería para los que se creen inteligentes y especialmente satánicos desde el grado 14 al grado 33 o en las logias africanas hasta el 120 como Barack Obama, alias Barry Soetoro que pertenece a las occidentales y africanas.
El nivel de subnormalidad pasa por un ausente nivel intelectual la decadencia de sus personajes que solo aspiran en la vida a ganar dinero, la versión más trágica cómica del infantilismo, sin otras metas. Gente sin catadura moral que venderían a su madre si se les pusiera a prueba, a pesar de que digan amarlas.
Masterchef es una 33 ( en el logo ya se aprecia el 3 y los 3 círculos).
Masterchef pertenece como todo 33 al Vaticano, a los jesuítas, es su marca corporativa.
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